Habrá que fingir ante los demás, andarse con mentiras; jugar a ser alguien más: pordiosero, tonto, excéntrico. Habrá que hacer un enorme acto del vivir

domingo, agosto 27, 2006

a Cronenberg


i

Hay un gusano tibio que vive en este pulmón,

un hueco…

las venas como calles con gente

y los gritos que nos caen acá

como pedradas

pintadas.

¿Quién es usted

Señor Confuso?

Hay un gusano tibio entre las paredes

que no termino de cansarme;

porque a la vez soy todos:

los muertos, los ni tan muertos;

los gritones y el que se calla

los amoratados,

la mujer sentada loca y ciega

que le pasa por enfrente un río

de bocas y gargantas

pero ni cuenta se da.

Soy también la mujer gorda

que ríe y come en mesas largas;

y soy su marido

y las amigas

y los amigos de marido

y sus amigas.

De pronto heme aquí solo

en un rincón de la casa

con todas las calles,

un gusano tibio

que me descansa en el pulmón,

¿Quién es usted

Señor Confuso?

Soy el gusano también

y heme aquí,

parado en un rincón de la casa

con todas las calles.

Señor.




ii




De nuevo el silencio

el cosquilleo tras las orejas,

bajo los brazos.

De nuevo la mirada

que todo lo ve,

el cuerpo que todo lo escucha.

Me he quedado quieto en esta silla,

espero.

La bañera se muere,

los ojos se van a dormir

y mi cuerpo despierta,

se vuelve otro

y quiere irse.

Me brota, de la boca, el cangrejo.

Un mundo de espinas que se despliega

como un acordeón que grita,

se revuelca.

Tengo una calle adormecida

entre los dedos,

en la lengua tengo al tiempo

deformado, es como la cola de la iguana

que se retuerce

y desangra en verde.




iii


Regreso derrotado desde

el sartén de la vida.

No entendemos a los sacerdotes

dice todo mundo

y a mí me queda rascarme el paladar

con esta cuchara inoxidable

que alguien más tiro.

Se supone que aquí se sienta uno a esperar,

¿suele entonces estarse quieto el parque?

No he dejado de pensar

en los barcos de los cuales escribía

hace años

en otro cuarto.

Ayer visité a un tío y escuchamos música,

no nos quedó de otra que estar ahí,

al fondo de nosotros mismos,

tras nuestras vidas.

Ayer también me callé la boca,

intenté ausentarme un poco más.

Como siempre salió al tema

un gato,

de pasada,

a lo lejos.

Fuimos lo que teníamos cerca,

a la mano.