Habrá que fingir ante los demás, andarse con mentiras; jugar a ser alguien más: pordiosero, tonto, excéntrico. Habrá que hacer un enorme acto del vivir

martes, octubre 24, 2006

fue-en-tres

Señoras y señores…Aquí no hay ficción o inventiva…, acá la realidad rebasa cualquier intento de evasión… Esto en un enfrentarse con el puro chingado rostro de la verdad…

Esta noche uno tiene que tirarse a la calle. Afuera hay hombres que se deslizan con las quijadas entumecidas, apretadas, los dedos largos, sin uñas, son delgados, blanquecinos… como de hazte a un lado me vales madre… aquí hay que toparse con ellos, mirarlos, continuar, huirles. La ciudad está embutida en este tierno padecimiento,
disimulando estar bien: Soy Colima, aquí no pasa nada, duerman tranquilos… grandes mujeres con pequeñas faldas dentro de los bares, hombres perfectamente bien peinados y planchados con un arma en el bolsillo, una trampa detrás de cada ventanilla de automovil,
gargantas que expulsan aliento sin cesar. (Esta noche se despertaron todos los cabrones
al mismo tiempo).

El estupor y la vergüenza ahogan mis palabras. Instintivamente me llevo las manos a la cabeza, queriendo apresurar el fin del relato. Bruscamente me olvido de todo, de lo que aprendí en la escuela y de lo que he leído en los libros. Yo estoy realmente en trance y me busco por todas partes el desenlace, como un hombre que ha perdido la razón. En torno a mí, siento palpitar un solo corazón…(quién fue el alma caritativa que al darse cuenta de mi estado avisó por teléfono?)

Un hombre se volvió loco, un hombre se volvió loco, un hombre por favor, que alguien le ayude, ha enloquecido...

Y así bailamos, al son de un ritmo glacial y frenético, un baile en el interior de la taza de la nada. Bailo la danza del alma de blanca desesperación. Soy el gorila que siente que le crecen alas, un gorila aturdido en el centro de un vacío semejante al raso; también la noche crece como una planta eléctrica. Soy el espacio negro de la noche en que los brotes revientan de angustia. Soy el germen de una nueva locura, una monstruosidad revestida de lenguaje inteligible. Bailo la encantadora y cuerda danza del gorila angelical. Estos son mis hermanos y mis hermanas que están locos. Bailamos en el hueco de la taza de la nada, somos de una misma carne.

La ciudad es la que nos mantiene unidos, la que nos hace coincidir, la que nos revienta y azota, como un cualquiera, como dos cualquieras, como tres cualquieras. Ahora para mí todo está claro, está claro que la ciudad misma es la peor forma de locura. He crecido más allá de lo que debía, de lo que podía. Estoy dividido en interminables ayeres, interminables mañanas. No me reconozco, quién es esta camisa, quién este rostro con todos los sintomas del desconocimiento. La vida intenta levantarse pero la loca lógica de la ciudad no sirve de andamio. Después la locura, mis ojos dejan de ser inservibles, ya no sólo ven lo conocido, sino que se pierden en cosas defractables, inmestibocas, revolteras, como la ignolisis, blendamulseos, inflos, degradictaciones, ante les dructi lontablis am… am… dictablo intrapice desufrec to tu, ma n bjgrf j l k g f…

Voy a morir como ciudad a fin de convertirme otra vez en hombre. Por lo tanto, cierro los oídos, los ojos, la boc…


con Raúl Mendoza y extractos de J.J. Arreola y de H. Miller