Oreja

Me fascinan las orejas,
la tuya por ejemplo,
las costritas blancas que le crecen detrás.



Me intrigan todos esos túneles, todas esas rutas, no terminaría nunca de recorrer tu oreja,
un pasillo lleva a otro y éste desemboca en tres
y se sigue de largo extendiéndose
como una caída interminable.
Pelos como bosques y una serpiente sin orejas
y todos los pianos reunidos
y bajadas y subidas
y una dama que reza hincada frente a una vela que crece y despierta.




Tres cerros endurecidos con todas las plumas,
un sombrero arado,
hilos rojos que le corren en todas direcciones... hasta perderse,
y una mula y un hombre sentado con palo en mano
que me dice ya ni la chingas.






Un tren viaja de norte a sur
con todas las indecencias a bordo,
perdiciones y excesos


uno no se imagina la cantidad de cosas que en tu oreja se pueden guardar.