Habrá que fingir ante los demás, andarse con mentiras; jugar a ser alguien más: pordiosero, tonto, excéntrico. Habrá que hacer un enorme acto del vivir

miércoles, enero 17, 2007






...tras de esos caminos sedientos,
en donde se despedaza el día y le duele, awebo que le duele;
allá en donde sangran todas las tardes,
en donde encabronadamente el agua se conjunta
y la gente se baña, casi encuerada...
allá iré a parar un día y te veré entonces...









Muérete conmigo,
esta noche;

murámonos sin que nadie se entere,
ni mis padres;

vámonos quedando con la vida tiesa
quitándonos bocanadas
de aire
de encima
muertitos, muertitos.



Déjame rayarte
con todas las palabras de este poema,
descalzarte el mudo cuerpo de preocupaciones,
llenarte la lengua, de últimas,
con tierra de las macetas
o semillas de este nombre que me cargo
curtido,
encajado en el cuerpo.

Hagámonos antes para la cabeza
coronas de flores
con cempasúchil e hilo rojo,

y pelo enredado, en una sola almohada quedémonos dormidos.

Que se nos callen las venas,
los insectos de las uñas,
roedores de la espalda,
ininteligibles líneas
o costras de la mirada...

murámonos esta noche,
y que al amanecer -Dios mediante-
juntos todos nuestros conocidos,
nos encuentren
de una vez por todas
para siempre.