Habrá que fingir ante los demás, andarse con mentiras; jugar a ser alguien más: pordiosero, tonto, excéntrico. Habrá que hacer un enorme acto del vivir

miércoles, diciembre 13, 2006




En tu cuerpo hay monstruos,
e infinitos monstruos
apiñados.

hay un engendro que grita en cada oreja.

hay monstruos e infinotos
monstruos.

en la rodillaizquierda hay un feto
como oreja con engendro,
un utero pequeño,
vacío
en la derecha
que palpita: tuc-tuc, tuc-tuc,
como un corazón pálido
retardado...

hay una boca entre tus piernas
cuando duermes
boca arriba entre tus piernas
que ronca y me despierta.

hay una garganta tras la boca
incendiada de ronquidos.

un recodo como antes
a manera de entre acto
ruidoso,
con gente parada y sombrero...
un ano con centro
ahí junto
con la piel más, un poco,
café...


un pie que se desboca.

hay en tu cuerpo un diablo
escondido
que toca un tambor,

tres locos le aplauden
sin parar,
sin ritmo siquiera,
desesperados
queriendo tocar también.

en las plantas de los pies
hay una vieja repartida
mordiéndose las uñas...

un ensayista hablando de sí mismo.

mosntruos e infinitos
monstruos
para debatirse.

un presidente que eyacula políticos
que eyaculan unos sobre otros bombas.

en tu cuerpo hay monstruos
e infinitos monstruos
empiñados.



Tengo un gusano tibio
en el pulmón por ti…

podría vomitar en cualquier parte
si me lo pidieras,
orinar en la puerta de tu casa,

en ratos quisiera cortarme la lengua
y dártela a comer
para lamerte por dentro,

o arrancarte un dedo y chuparlo
todo el día
hasta que se me caigan los dientes
y regalártelos,

o hacerme un collar con alguna parte tuya,
el intestino grueso,
digamos,
sin limpiarlo.


Podría esperar todo el día sentado
hasta que el equilibrista titubee,
cortarle la red entonces
y acomodar, después, su cabeza guanga
en una pequeña almohada.


Tengo un gusano tibio
con tu nombre
en el pulmón.



Y es que, chale,
es tan dulce verte pasar
cuando masticas la tarde

y se te llena la panza de días,
reventándote,
hinchada
de guerras,
de hombres cansados
de traje azul.

Hay hombres que piensan
que la obesidad es signo de
poder,

a mí me entristecen
como me entristece el verte pasar
con las orejas puestas,
y quisiera cortarme una,
enviártela por correo en un sobre
incendiado de sangre.

Tengo un gusano tibio
con tu nombre
en el pulmón.